A la hora de pasar en limpio la charla con Ignacio, llegó el momento de ponerle un título a la nota.

Algunos que fui anotando fueron:

“EL ULTIMO CANTAUTOR”, “EL QUE CANTA LA HISTORIA QUE NO ESTA EN LOS LIBROS”...

También consideré incluirla en el listado de notas que titulo “Saber la verdad no es suficiente...”, pero sentí que no venía al caso en este momento.

Seguí pensando:

“MUSICA Y DOCENCIA”, “MUSICA Y MILITANCIA”, “MUSICA Y CIUDADANÍA”, “MUSICA Y...”

Hasta que fui llegando a lo que estaba buscando:

 

SIMPLEMENTE IGNACIO COPANI

 

Pero “simplemente” podía abrir pensamientos ajenos a lo que intentaba significar, ¿hacía falta decir lo simple que es el mensaje de Ignacio?.

Finalmente, dejando de lado toda intención de “gancho” para que lean la nota, corriendo el riesgo de confundirla con otros títulos, etc. intenté ser lo más sincero posible con él, con el trabajo que me propongo en el sitio, y conmigo mismo.

Más o menos así llegué al título que leyeron antes: IGNACIO COPANI

 

Resulta casi obvio que si uno hace una previa “investigación” sobre el entrevistado, superando cualquier honestidad, las preguntas conllevan una “respuesta esperada”, ya sea pensada, conocida o deseada. Y por supuesto que esas preguntas estarán “apoyadas” de una u otra forma en los datos ya procesados. Con lo que es muy probable –como suele suceder con tantas notas que leo o escucho- que el mensaje final esté más referido a lo que “la gente quiere saber” que a lo que “la gente quiere decir”. Es pensando en eso que en general voy al encuentro con el mayor desconocimiento posible.

 

Cuando Ignacio me recibe en su casa -con una calidez que espero puedan sentir al leer la nota-  le comento todo lo anterior. Y le aclaré que esa situación la traté de modo diferente. Hice lo contrario a lo habitual: me había leído todas las notas que encontré, revisé cada rincón de su sitio web, leí las letras de las canciones, las volví a escuchar, miré todas las fotos... y me preparé un “punteo” de los temas que pretendía abordar durante la charla.

 

Con esta elegancia minimizó mis excusas: me pidió que lo espere un momento, y volvió con un CD suyo en la mano. “Esto es para Vos” me dijo, cuando la nota aún no había comenzado.

 

Interrumpo este diálogo con el recuerdo y voy a la primer pregunta que le hice.

 

L. O.: Te hago una pregunta, que después se abre,  ¿vos te reconocés como un cantante de protesta?

 

Ignacio: No es mi rótulo, yo soy un cantante crítico, tengo un espíritu crítico de las cosas. Creo que en lo único que tengo un lugar común es en ser hincha de River, que es un cuadro masivo, capaz que tendría que ser hincha de... , no sé, Ferro.

Pero esa crítica en la descripción, en las canciones, al vivir acá te lleva muchas veces a protestar. Yo digo con orgullo que protesto muchas veces en las canciones, es mi tarea, lo que pasa es que acá se usa un poco peyorativamente, es como un género de panfleto, o que ya fue. Que corresponde a una movida encapsulada en x década, y yo no lo entiendo así.

 

Creo que es más amplio. Que la canción, digamos, con contenidos, es la que realmente puede fundamentar la alegría, la esperanza. Desde ese lugar, clavarle el rótulo de protesta, parecería como minimizarla.

Es más difícil hacer la canción que se mete en los temas puntuales que nos ocurren, que una canción que responda a un sentimiento nada más. No cualquiera puede ser, en el buen sentido, cantor de protesta.

 

L. O.: Ahí vamos, te decía que esa pregunta se abría, y se me ocurren un par de temas importantes, la protesta por un lado, y la exposición por otro.

Tomás un tema, con esa responsabilidad que tenés, y con una canción lo ponés sobre el tapete. Entonces, en cuanto a la protesta en el buen sentido, como bien lo explicaste, ¿qué esperás Vos provocar en el que recibe ese tema?

 

Ignacio: Es una pregunta muy buena, y no es muy común. Yo lo que busco en la canción es un socio. Lo que más me gusta es que alguien asienta cuando está escuchando la canción. No en cuanto a que me dé la razón, sino el asentimiento en decir “es lo mismo que siento yo”.

Vos sos portavoz de las ideas que van generando... las reacciones inmediatas o los grandes pensadores, entonces de alguna manera las llevás en un lenguaje popular a un soporte de tres minutos. Que lo primero que quiere hacer –en mi caso- es NO INFORMAR a nadie, porque lo que yo canto lo saben todos.

Ni siquiera es entretener, la verdad es que en este momento me importa poco eso, no lo estoy haciendo como una canción para ver si la va a pasar bien o mal el público. Hay algunos temas que hacen que la pase mal. Lo que más intento es eso, asociar el pensamiento que tengo con el que tiene el que escucha.

 

L. O.: Ahora, pensemos que te escucho, me asocio, comparto tu pensamiento... pero imaginemos un poquito más allá ¿qué puede hacer esa persona? ¿cómo se proyecta todo eso? Porque sin duda “socios” conseguís.

 

Ignacio: Lo que más puedo proyectar, porque es uno de los elogios que más me gusta, es que la gente sale con esperanza de un recital mío.

Porque se repasan los temas que nos rodean, la historia, lo que somos..., pero son canciones hechas como una pieza con ventanas, que deja entrar la luz. Como que a la gente le da un poco de polenta.

No es que la polenta que tenga mañana gracias a la canción de Copani, pero es una cosita más.

 

En los más jóvenes una canción puede despertar una mirada nueva sobre las cosas, no lo digo por una canción de Copani, sino por lo que me pasó a mí con canciones, que verdaderamente te acompañan en la idea de cambiar las cosas, de querer un lugar mejor.

No digo que se la herramienta más eficaz, pero es una herramienta de impacto inmediato la canción, mucho más que todo lo que te puede contar un profesor en un colegio.

La canción, si tiene el marco artístico, si tiene la “trampa” en el buen sentido, de poder llamarte la atención, creo que es una buena herramienta.

Que sola en el medio del desierto no puede hacer nada, pero uno va buscando en la vida canciones, frases, consejos, ejemplos... y así va forjando su pensamiento, no?

 

Me cuesta nombrar cuatro o cinco cosas que apuntalen una idea más que una canción. Obviamente los ejemplos de vida, cuando tuviste a tu viejo, a un vecino, que realmente es ejemplar..., eso sí que es indispensable. Pero a veces la canción ocupa un lugar protagónico.

 

L. O.: Viste que separé dos cuestiones antes, vamos ahora a la cuestión de “exponer”, de poner sobre el tapete un tema. Si bien Vos me decís “yo no canto nada nuevo, no estoy enterándola a la gente de algo”, me decís que “son temas que conocemos”, a mí me parece que están pasando un poquito “por el costado” ¿puede ser que esté saturada de información la gente, entonces cree que conoce “temas” pero en realidad la canción ayuda de una manera importante a tomar contacto con alguna situación en particular?

 

Ignacio: Lo que pasa es que el artista se dedica a desmenuzar un tema que la gente que no hace canciones, en este caso, no se toma ese tiempo, a lo mejor. Entonces ayudás, acompañás un razonamiento con la canción, sobre ese tema puntual, porque vos te pusiste horas a tratar de destrabar a un personaje, a una situación.

 

L. O.: Y porque tenés un compromiso diferente también.

 

Ignacio: Bueno, pero también lo puede hacer un cantante romántico, puede darte una emoción con más facilidad que si vos lo hacés, y te empezás a clavar los puñales solo, sin esa canción. En eso también la canción te puede ayudar.

 

Ahora, yo creo que sí hay mucha información, entonces están los especialistas que están mucho tiempo en el tema y bueno, lo conocen mejor. Pero pasa con una editorial periodística, con un comentario deportivo, que a lo mejor vos no te detuviste como el comentarista deportivo que está analizando profundamente el por qué este jugador anda así, su historia, lo que lo rodea..., por qué anda mejor Riquelme acá que en el Villareal... El lo estudia, te convence, y ya te queda, para qué te vas a gastar... si ya estuvo él horas viendo eso.

 

Con la canción pasa lo mismo. Realmente no se entera de cosas nuevas la gente. Lo que pasa es que le das un enfoque a distintas cosas que, cuando se empieza a entrenar el oyente, se descubre una reflexión con un poco más de vuelo que la que hubiera hecho así, a flor de piel.

 

El entrenamiento es fundamental en todo, sobre todo en la estética, no? No nos puede gustar lo que no conocemos. Yo soy un tipo que se aburre más de 5 o 10 minutos en la ópera, porque no estoy entrenado, no descubro la belleza que otros pueden encontrar en toda esa puesta magnífica que se hace.

Me aburriría como loco en ciertas expresiones étnicas, porque no las conozco. Las que voy conociendo me gustan.

Alguna vez escuché una gaita por primera vez y me habrá sonado estridente, después la escuché más veces y le encuentro otro valor.

Entonces también, la gente ahora –en general- está muy DESENTRENADA en lo que es la parte de textos de la música popular. Está mucho más entrenada en recibir los sonidos que van evolucionando según las modas, y mucha gente cree que Arjona hace letras como Serrat.

Y eso es la falta de entrenamiento para descubrir los lugares comunes, las “trampas” en este caso en el mal sentido, los giros marketineros..., las cosas que en un taller literario sí enseguida se pondrían en evidencia.

 

Pero el público en general no está teniendo ese entrenamiento. Le da lo mismo “Se equivocó la paloma” de Rafael Alberdi, que “El baile del koala” que ahora está de moda. Le da lo mismo en serio, siente que son palabras, como si fuera un “jenga” que van subiendo pisos las sílabas y bueno, forman la figura que forman. Y no es así.

 

L. O.: ¿Y cómo llegamos a esto? ¿llegamos por esa saturación de información que te preguntaba? ¿llegamos porque alguien de arriba está programando que se reciban determinados mensajes y otros no? ¿hay mucha “comodidad”?

 

Ignacio: Debe haber un poco de todo, habría que analizarlo bien. Hay mucha ignorancia en los que tienen la responsabilidad de difundir la música popular. Desde el lado empresario, desde el lado artístico, desde el lado técnico... No creo que haya un mandato, desde un lugar oscuro, que digan “esto no se puede difundir, porque va a despertar a los pueblos y...” no! me parece que el musicalizador del noticiero, que cuando pasan el informe meteorológico y enfocan al obelisco, pone de fondo a Aerosmith es un tarado! Es un tipo sin cultura que no sabe asociar la música que tiene a su alcance.

 

Porque si acá en tu grabador podés almacenar montones de temas, imaginate en un estudio lo que podés tener. O inmediatamente te metés en internet, en cualquier sitio de música ponés la palabra “lluvia”, decís “mañana llueve”, y vas a encontrar 10.000 temas que puedan ilustrar la lluvia, y no el de Aerosmith.

 

Ese es un caso, que hay mucha ignorancia. Supongo que los exámenes técnicos son solamente técnicos y que en las escuelas de capacitación para estas cosas no se debe tocar mucho el tema de los contenidos. “Para qué” movés botones, perillas, mouses... y todas esas cosas, para que se escuche qué!

 

Ese es un punto, muy terrenal.

Después, los empresarios de las compañías de discos, los ejecutivos –la mayoría, salvo alguna honrosa excepción- son del área financiera o de marketing. Ya no hay una dirección artística como había antes, no hay buscadores de talentos, desarrolladores de un repertorio... entonces bueno, premia la compañía al que le hizo cerrar mejores números. Así avanzan sobre cargos que no deberían ser su responsabilidad, entonces la calidad del producto va bajando. A mí entender.

Un artista bum! de los años 60 era mucho más completo que un artista bum de los años 2000. Elvis Presley era mucho más completo que Shakira. Por algo tantos años después escuchamos a Elvis, y dudo que dentro de 50 años alguien se ponga a escuchar a Shakira. Pero no digo esto por una cosa personal, lo pongo como ejemplo de un típico resultado del marketing.

 

Después... porque yo no sé en realidad cómo hacen los estudios de mercado los grandes medios, las grandes empresas, realmente no lo sé, pero para mí fracasan absolutamente.

Los números que muestran en sus espirales de “autobombo” todo el sistema, realmente son deprimentes.

Te lo traduzco a algo mucho más medible: se jacta el sistema de la TV en que es super exitoso lo de Gran Hermano, y lo de Bailando por un Sueño. Esto tiene una publicidad inmensa. En los diarios más caros, donde los artistas podemos poner una columna de 2 cm, ellos ponen páginas enteras, un Canal incluso habla del otro Canal, se difunde mucho y todo el día se habla de lo que viene hoy y de lo que pasó ayer, hasta en los noticieros.

Estos programas exitosos se adjudican 30 puntos de rating, un punto de rating significa más o menos 30.000 televisores viendo ese programa, y la cuenta es que un televisor son tres televidentes, supongamos que la cuenta es así, tendríamos que 30 puntos son 2.700.000 personas viendo ese programa, aunque yo no creo que este tipo de programas sean los que la familia se reúne para verlos, resumiendo, esto es en Capital y Gran Buenos Aires, donde hay 12.000.000 de habitantes, quiere decir que hay más de 9.000.000 de habitantes que NO ESTAN MIRANDO esos programas.

 

Cuando yo era pibe, Biondi tenía 70 puntos de rating. Cuando era joven, Sapag imitando a Caputo, a Alfonsín...y todo eso, tenía 60 puntos! Un partido de futbol de instancias finales tiene más de 40 puntos...

Hay un montón de episodios que convocan a más gente! Estoy seguro que si sumás la gente que va al cine, la que alquila películas, la que va al futbol del ascenso, a los teatros... se moviliza con un montón de cosas, además de GH.

Imaginate que si esa publicidad la tuviera algo que verdaderamente lo mereciera, también tendría muchos millones de espectadores, así que su supuesto éxito no es tanto.

 

Todo esto es como respuesta a eso de “quién tiene la culpa”, y la verdad que son unos giles, porque sus propios hijos se hacen hijos de esta cultura descartable, tienen que transitar los mismos sentimientos que todos. No es que decís “Yo soy Tinelli, y a mi hijo le doy otra cobertura de educación...” No!, el hijo de él también va a terminar creyendo que Ileana Calabró es mejor que Niní Marshall, y bueno que lo crea.

Pero es una lástima, porque sobre todo cuando tenés tanto éxito! podés devolverle algo a la comunidad.

Y no estoy hablando de dádivas de beneficencia, capaz que Tinelli tiene una acción social que yo desconozco, de vez en cuando veo que hace una maratón, o que arregla el cine de su pueblo... yo hablo de devolver verdaderamente, desde ese espacio, más calidad a la gente.

 

Si en el medio del baile de todos estos aficionados bailaran Julio Bocca, Maximiliano Guerra... la gente no cambiaría la tele. Si en le medio de Cantando por un Sueño, entre los alaridos de Nazarena, y quienes lo han hecho, cantara Teresa Parodi, la gente no va a hacer zapping.

 

Es un mal que tienen los exitosos de este tiempo. Si vos recorrés los pueblos del interior, vas a ver que prácticamente en todos los pueblos hay Teatro Español, Sociedad de Fomento Italiana, el Club que hicieron los Judíos, los Gringos de algún lugar... que en su época de bonanza le devolvieron al pueblo algo, hicieron algo para la comunidad. Desde la escuela hasta el dispensario de salud.

Hoy vas por los pueblos y no hay Nuevo Teatro de los Chacareros de la Soja, no hay nuevo Club de los Beneficiados por el Dólar a 3 pesos para la exportación, no! al revés, vas a ver los caminos más destrozados porque la tecnología avanza, la maquinaria es más pesada... y los hijos de ellos van a la escuela que tiene goteras.

Estoy cansado de tocar en el interior, en lugares ricos, a beneficio de entes públicos, o entes de la comunidad. De los que no se encargan los exitosos de este tiempo.

 

Entonces, es más o menos lo mismo. No es que Tinelli es emergente él solo de su ambición, y su falta de cultura, hay una camada que es así.

En esa camada la música testimonial, de protesta, tiene muy poco lugar.

 

Por suerte hay un medio de difusión que es incontrolable, que son los padres. Que le muestran a sus hijos una canción de Sui Generis, una de Los Beatles, y los pibes van teniendo puntos de referencia más grosos.

Por suerte está eso, que todos los padres lo hacemos, y hay niños de hoy que conocen una canción de María Elena Walsh, adolescentes de hoy que conocen... una canción del que sea! no te lo digo simplemente por lo ideológico, aunque sea de José Luis Perales!, algo que veas que tiene un trabajo distinto que no tiene lugar en estos medios.

 

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Me veo en la necesidad de dividir en partes la nota, pero las líneas que siguen estarán a disposición en cuestión de horas.

 

Fernando Puente

julio 2007

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IGNACIO COPANI

II parte

 

Tal como lo prometí, acá tenemos la continuación. No puedo evitar sumar mis palabras a las de Ignacio, porque tal como él lo dijo (casi al final), más que nota fue una charla. Es verdad que mi rol era hacer preguntas, pero sí “charlé”, compartiendo sus chistes, haciendo algún gesto, porque al igual que cuando canta, él te “asocia”. Y esa “sociedad” no tiene tanto que ver las coincidencias, sí tiene mucho que ver con el respeto.

Y para ese lado apuntamos.

 

L. O.: A pesar de que Vos aclarás -cuando te referís a alguna persona- que “no es algo personal”, tenés una cierta facilidad para mencionar situaciones, para criticar a otros y hacerlo abiertamente. Lo decís con una tranquilidad increíble. Y en otra nota que te hicieron decías “yo hablé mal de políticos, de jueces..., quién más me va a odiar”.

Sobre eso te quería preguntar. ¿qué pensás que sienten los demás? Porque Vos encontraste una manera de criticar tan clara, tan artística, y es tan indiscutible lo que estás diciendo sobre tal o cual persona o sobre tal o cual situación, que se puede dar que te tengan bronca, que “te odien” como Vos decís, pero también se puede dar que te respeten. ¿Para dónde pensás que se inclina más la balanza?

 

Ignacio: Siento que va para el lado del afecto. Me doy cuenta muchas veces que hay muchos que me apoyan. Sin ser fans de mi repertorio, pero que saben -en tantos años se cruzan alguna vez con un tema de Copani- que algo más que “Cuanta mina que tengo” intenté expresar. Y en realidad bronca no... porque en la parte que podría generar un disgusto nadie se hace cargo de nada.

 

L. O.: Pero hay personas que se deben sentir directamente aludidas...

 

Ignacio: Pude haber, seguro que María Julia no me adora! Pero te decía que nadie se hace cargo, ¿Vos conocés alguno que diga “yo soy un corrupto”?

 

L. O.: Claro, no levantan la mano.

 

Ignacio: Yo se lo digo a políticos, se lo digo a mis amigos, se lo digo en la cara,  no solamente en las canciones. Se lo digo a funcionarios importantes, sobre todo porque me siento un tipo de la Provincia de Buenos Aires, porque soy de Ramos, y porque tengo un sentimiento peronista que es parte de mi identidad, por más que tenga muchos conflictos con eso.

Les digo que en la provincia hace 20 años que está el peronismo, que cuánto más hay que esperar para que supuestamente honren a Evita. Nadie me dice otra cosa que “tenés razón, tendríamos ya que tener cocinado esto...”

El género humano es así de insensible.

 

L. O.: Cuando te referías a los chicos: “uno le dice a los hijos tal o cual cosa”, lo decías desde la música. Además les decimos, al menos yo trato, de contarles qué me impacta, qué me moviliza, qué proyecto...

Pero sucede que vienen chicos a decirles a sus padres “me voy a Europa a buscar una situación mejor”, o cosas parecidas.

Y otra vez desdoblo la pregunta, una sería si sos de dar consejos, y en ese caso qué les dirías a esos chicos, o en tu caso qué canción le cantarías.

Y si no sos de dar consejos contame qué sentís frente a ese tipo de situaciones.

 

Ignacio: Pasa como con el entrenamiento que decía antes, a los pibes los tenés que entrenar desde chicos con los consejos. Si no les diste bola nunca, a los 20 años, cuando se quiere ir, no te va a dar mucha bolilla.

 

Suelo dar algún consejo. Es más, me han consultado chicos por mail, que se quieren ir. No es un pecado, es más, cada uno tiene que encontrar su destino.

En ese caso puntual el consejo que doy es pensar si está seguro que lo que va a buscar afuera no lo puede encontrar por acá, porque el costo de estar lejos de la casa de uno es muy alto. No hay que olvidar que ya en la antigua Grecia hubo condenados que preferían la muerte antes que el destierro.

 

Es muy doloroso, es un estado antinatural ser extranjero.

Siempre hay muchas fantasías. Ojalá a cada pibe uno pudiera decirle “andá, date una vuelta por Europa un par de meses, respirala, mirá cómo es, fijate si te sentís a gusto...” pero uno por cuestiones económicas, fundamentalmente, no le puede decir a sus hijos eso.

 

Si lo que va a buscar es nada más que la aventura... bueno! Puede ser un argumento la aventura, ver qué pasa, es un argumento. Uno tendría que oponerle a ese argumento otras cosas lindas que podría vivir acá.

Pero fundamentalmente hago pie en eso, que el costo es tan alto que primero asegurate que lo que estás buscando capaz que lo podés encontrar por acá.

Primero porque no es fácil la inserción en un lugar nuevo, así me digas que te vas a vivir a Tandil. Tiene su tiempo, su aclimatación, buscar las relaciones... ahora, cuando quieren ir a estudiar algo, que verdaderamente no lo pueden estudiar acá, una especialización... no les podés decir nada, si es su vocación y tienen la chance de realizarla, bueno.

 

De todas maneras no soy un tipo que esté a salvo de que sus propios hijos se quieran ir.

Yo justamente tengo una presión de mi hija que fue a Cuba a conocer, no como turista, sino a un ámbito estudiantil, y le gustó mucho esa cofradía que conoció, y estamos en un tira y afloje. El consejo es conceptual, porque verdaderamente es doloroso para el que se va, pero también para los que se quedan.

 

Ahora, al que se va sin un oficio, sin nada, porque “tiene la esperanza...”, o porque “acá todo es una porquería...” y todo eso, ya le aseguro que le va a ir mal! Porque si va sin algo que verdaderamente puedan necesitar de él, para lavar copas allá, lavá copas acá! En ese sentido sí trato de convencer a alguien.

 

L. O.: Ahora, juntando todo esto que me decías sobre los chicos por un lado, por otro todo el empeño que Vos ponés para que tus canciones tengan un sentido, para que cada canción tenga un contenido, y finalmente todo lo que está pasando con los chicos en el ámbito de la música, que hay una proliferación de bandas increíble, una producción que en cantidad es importante, ¿qué estás escuchando de los chicos, qué estás viendo que pasa?

 

Ignacio: Y... vas a creer que soy un auténtico tirapálidas, pero creo que con la tecnología tan accesible como hay ahora hay muchos que se asoman a la música en ese formato de bandas que en otras épocas hubieran tenido otro oficio. Cuando el solo hecho de tener un parlante era muy difícil, y hacía falta ingenio, unos buenos mangos, y encima sonaban horrible porque eran cajones de manzana!

La mayoría de las bandas, estas de la gran proliferación que decís, son de bailanta, en los barrios más populares, o de rock. Un rock barrial, un rock de garage. Esa es su estética, no hay rock sinfónico, no hay propuestas importantes.

No es que estén desarrollando una propuesta musical innovadora. De hecho, los líderes de esas movidas, las bandas más populares de ese estilo, sus componentes tienen mi edad. Todos los muchachos de Los Redondos, de Los Piojos, de la Bersuit... de Pericos, Vicentico... hay alguna cosa nueva muy exitosa como Intoxicados, que tampoco tienen 17 años.

Pero, en general, me parece un arte menor lo que están haciendo. Suenan todos igual, el contenido de las historias es, a lo sumo, como para un halago, hermético. Pero un hermetismo que esconde realmente un vacío de contenido.

 

Yo escucho constantemente las cosas que me acercan, o lo que se pone a escuchar mi hija, y lo escucho con ganas de “ojalá que esto esté bueno”, y no está bueno. No sale un músico como Fito de esas cosas, o cambiando de estilo, no sale un Lerner, no sale un Charly... los que verdaderamente saben tocar y generar cosas no están saliendo de esas movidas, porque son movidas que están en una expresión muy básica, están en “la movida”, digamos. Están con tocar por tocar, con la minita que te siga... no veo un espíritu progresivo, no veo que rompan ningún acartonamiento.

 

Realmente la música suena igual que la de Los Ramones, que no ha sido la mejor expresión del Rock and Roll, y las letras son menos audaces que las de Xuxa. Estoy hablando en líneas generales, porque hay veces que me quedo a ver y aparece alguna cosa.

Pero realmente, el hecho de tocar fuerte no te da derecho a decir que sos músico, y lo que hace la mayoría es tocar fuerte.

 

Es una lástima, pero me parece que hay mucha sanata en eso. Porque lo más fácil para mí sería decir “la Argentina está cuajada de talento...” y cosas así, que es verdad que hay talento por ahí! pero las bandas nuevas son al Rock and Roll lo que Los Nocheros al folklore, lo van a modificar de igual manera.

 

Pero otra vez vuelvo a la falta de entrenamiento, cruzás el charco, vas a Uruguay, y hay pibes jóvenes escribiendo bárbaro, y hay cantautores, y hay murga... porque están en esa movida que ellos valoran. Están cada vez mejor, en la parte técnica, en la parte estética, en la parte de letras..., escuchás un disco de La Catalina, Los Curtidores de Hongos, Tabaré Cardozo... las movidas nuevas de Uruguay, y te sacás el sombrero.

Porque no están todo el día boludeando en un garage tocando fuerte. Se escuchan entre ellos entonces salen mejores cosas.

Ellos tuvieron ese bum de sus murgas, de darle un color, una forma durante años y años. Para mí estuvo estancado durante algún tiempo, pero ese fenómeno reverdeció hace 10 o 15 años, cada vez con mejores contenidos, pero ellos lo alimentan constantemente.

Y el pueblo les dijo sí, y eso es espectacular.

En ese sentido es como que conservaron más su identidad, acá como que se fue más al primer mundo. Porque si vas a España tampoco encontrás una movida de cantautores, también hay 10.000 millones de bandas, como acá.

Y acá un cantautor, sin ningún pudor, se dedica a hacerle tributos a un cantautor conocido y nada más. Nosotros luchábamos mucho, yo personalmente, para poder colar mis canciones. No hacía tributo a nadie, en realidad, hacía canciones conocidas como lo puedo hacer ahora, que se me ocurre cantar Cambalache.

 

Es que mucho de eso que pasa es porque estudian poco los pibes. El conocimiento musical en general de esas bandas... mamita! Pasa que tirás un La M y apretás un pedal, y suena fuerte, pero lo toca igual el que está pasando el fratacho en la obra de al lado que Eric Clapton, es un La Mayor! Tres dedos!, ahora cuando tenés que tocar en serio...

 

Y eso es la falta de cultura, es la difusión del atajo, de la llegada fácil a los lugares...

Es más, los pibes creen que Mick Jagger se droga y se emborracha. Una cosa es el producto que ha vendido, pero averiguá el catering que pide, son yogures y frutas, de otra manera no podría mantener su ritmo.

Entonces los chicos lo que están imitando es el look, y se olvidan que hay que estudiar. Es un problema que tienen los pibes, de urgencia, de atajo, pero realmente porque son víctimas de los “grandes ejemplos” que les damos sobre “el que estudia es un gil”.

 

La cosa es laburar, empeñarse, hacer... tengo un sobrino que trabaja conmigo que se recibió en la universidad de Periodista. Y me decía “a mí me gustaría hacer una onda como Matías Martín”, le dije “bueno, empezá, porque Matías Martín en 1994 me vino a hacer una nota para una radio de barrio...”, no es que salió y dijo “Vos de qué lado estás...” y lo contrataron.

Tenés que laburar, y perfeccionarte. Pero eso es en cualquier área. Hasta en las técnicas, si sos contador tendrás que ir a una empresa y ser ayudante del ayudante, juntar los papelitos...

 

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Nos queda la siguiente –y última- parte. Ya la estamos editando.

 

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IGNACIO COPANI

III parte (última)

 

L. O.: Vuelvo a esto que decías sobre que la gente en general conoce el espíritu de tu trabajo, pero cuando sacás temas nuevos cuesta un poquito difundirlos. Como que no los conocen del todo.

 

Ignacio: Sí! Cuesta muchísimo, cuesta comunicar.

 

L. O.: Bueno, salteo todo esto de lo que pasa con la difusión, que viene Shakira y aplasta, las cuestiones de marketing y todo eso, porque voy a lo que decías, que tenés temas que considerás más maduros y que quisieras que tengan una oportunidad.

Entonces pensaba sobre esta madurez que sentís. ¿hay algún tema que tengas postergado de alguna manera, pensando “ya voy a llegar a la madurez suficiente para abocarme a este trabajo”, “tengo esto pendiente...”, “lo dejo para un momento más sereno de mi vida”?

 

Ignacio: Tengo cosas pendientes, pero no estoy seguro que me puedan salir. Tengo algunos temas que “debo”. A mí me gusta escribirle a personajes, me gusta de verdad. Hice canciones para Evita, para Serrat, para Don Orione, para Franchescoli... Me gusta el homenaje, estoy muy capacitado para eso.

De ahí mi convencimiento que no soy un cantor que necesite que las cosas anden mal para poder expresarme. El compositor necesita el conflicto, pero preferiría que los conflictos fueran más cotidianos, y no que el conflicto sean los pibes muriéndose de frío en la calle.

 

En los personajes me faltan algunos fundamentales. Si bien he hecho algunos intentos, a mi vieja me falta, a los hermanos!, me parece que los hermanos son huérfanos de canciones.

 

Y hay algunas situaciones que me gustaría escribir y me paralizan, como Cromagnón. Para decirlo poéticamente, como que las lágrimas no me dejan hacer foco en cómo me quiero expresar sobre ese tema, que tiene un montón de lugares desde donde uno quiere manifestarse. No me sale, intenté algo, pero antes de deshonrar ese dolor tan grande, no me animé y agarré para otro lado. Una cosa es que haga una mención en una canción, y otra es hacerle un tema.

 

Y me queda hacerle canciones a personajes de nuestra historia, sobre todo a los buenos, no tengo muchas ganas de decir “voy a hacer un tema a Macri, para desenmascarar su...” no, no tengo muchas ganas de eso.

Es más, me gustaría hacer todo un disco temático. A mí me gusta mucho la historia, soy fanático, y me gustaría hacer un disco que pueda unir la música popular con una mirada sobre la historia.

Pero todavía no sé cómo hacerlo, no sé si cronológica, por orden alfabético, por orden de amores, por importancia de los personajes...,

Quisiera hacer toda una presentación expresando lo que sé expresar en una charla, en un debate de amigos. Me gusta, me apasiona el tema, tengo puntos de vista divertidos. Y la gente está un poco más entrenada, gracias a Felipe Pigna y su trabajo de desempolvar un poco los cuadros de los héroes y tener otro tipo de llegada.

 

También me falta una canción para las Abuelas de Plaza de Mayo, que me encantaría poder hacer... Así que sí, hay un montón. Pero como te dije al principio la respuesta, no es que pienso “esta la voy a hacer cuando esté tranquilo...”, capaz que me muero y no la hago nunca.

Después de todo, si Silvio tiene un tema que se llama “Le debo una canción”, y empieza a nombrar un montón de cosas, hasta le debe una canción a una bala que tendría que habérselo encontrado a él y no matar a un compañero.

 

Hay muchas ideas más, estoy más cerca de pensar que no las voy a hacer nunca, porque además siempre va a haber otras.

 

L. O.: Es claro, la lista se retroalimenta permanentemente.

 

Ignacio: Sí, pero no por los sucesos, no por las noticias, sino por que hay que ver en cada edad qué personaje pasa a ser importante en tu vida. Jamás le hubiera hecho una canción a mi viejo cuando tenía 20 años, es más, “no se la merecía...”

 

L. O.: A esa edad tenés que pensar eso! Sino para qué tenés 20 años!

 

Ignacio: Claro! Sin embargo después le hice un tema que creo que es de los más importantes que tengo, no tanto por lo popular pero sí más sentido.

 

Así que, no es que va cambiando tu ideología, la médula no la vas a cambiar, el motor que te mueve a hacer cosas buenas o malas lo tenés, pero lo que sí cambia es cómo contemplás tu tiempo desde diferentes edades.

Qué tan importante puede ser para mí la votación del domingo, y qué tan importante puede ser para un pibe de 20 años. Y desde ahí, hay villanos que después no lo son tanto, y hay héroes que después no lo son tanto.

 

L. O.: Me señalabas esto que los chicos no están generando mucho, como que falta un poquito de coraje, de audacia...

 

Ignacio: Sí, pero fundamentalmente el conocimiento.

 

L. O.: Está. Y sí sucedió en Uruguay, que me nombraste algunos ejemplos...

 

Ignacio: Es más, te diría que lo veo en las provincias del Norte, hay más movida de folklore. Digamos que hay vida más allá de la bailanta, las peñas siguen funcionando. No es casual que aparezca un pibe como el Raly Barrionuevo, o que tengan vigencia los Carabajal.

 

L. O.: Ahora, pensando en cosas en general que tienen que ver con la sociedad, hay cosas que uno cree que pueden cambiar, y hay cambios que uno los sueña. Entonces, ¿qué te gustaría que cambie pensando en algo que sí puede cambiar, y qué te gustaría ver diferente pensándolo tal vez como un sueño?

 

Ignacio: Hay un montón de cosas que me parecen posibles. Una cosa es la utopía de un mundo feliz, con igualdad de chances que realmente es difícil, porque incluso ves que hasta en el primer mundo se suceden ciertos problemas que parecería que están en el ADN del ser humano, pero sí creo que podría haber grandes cambios acá, de mentalidad, de educación...

 

Vuelvo a lo del entrenamiento, si hubiera cada dos meses un plebiscito sobre temas importantes, la gente estaría entrenada para votar y no votaría estupideces. No se dejaría engañar tan fácilmente. El voto de la gente hacia Macri, es un voto que no es que la gente se haya hecho de derecha, simplemente que en el desconocimiento de la historia de este personaje –y de los que tiene atrás- la gente lo vota porque es lo que ve menos relacionado con lo convencional de la política. Al no venir de un partido, lo ve más lejos, sin saber que detrás de su candidatos hay hasta ex funcionarios de Videla.

Pero la gente no lo sabe, porque no está con la dinámica de enterarse de todo.

 

Desde ese lugar yo creo que sí, que tendría que haber un ejercicio democrático verdadero, más dinámica, más participación. Me parece que las propuestas tendrían que estar firmadas con nombre y apellido, y con fechas de conclusión.

 

Perón hacía el plan quinquenal, “en cinco años se va a hacer esto, esto y esto”. No puede ser que las propuestas sean títulos, si no yo los voto a todos.

Todos dicen lo mismo, “hay que acabar con el caos del tránsito, hay que terminar con la inseguridad, hay que crear espacios verdes, hay que evitar la contaminación...” bárbaro! No va a venir un candidato a decir que diga “nos tienen que afanar a todos, hay que sacar las rejas así los chorros entran más rápido...” No tiene pies ni cabeza eso.

Ahora, lo que decías que vas a hacer, ¿cuándo lo vas a hacer? ¿Cuándo lo vas a terminar?

 

Porque yo el 6 de octubre toco en el ND Ateneo, si ese día no me sé las letras, me putean los que van. No puedo salir a NO cantar, no puedo salir a hacer cualquier cosa. Tengo un compromiso, con fecha.

En la vida económica de todos nosotros tenemos vencimientos en todo, y los tenemos que cumplir porque si no tenemos castigos.

En las promesas de los políticos no. ¿no puede decir un político? “yo les prometo que si el 30 de octubre del año que viene no baja el índice de afano en tal porcentaje, me voy!”

O “yo les prometo que si tal día de este año, el tránsito no tiene tal fluidez, me voy!” Pero así, con fechas, con plazos.

 

Lo único que escuché así fue que María Julia en 1000 días iba a limpiar el Riachuelo.

Yo creo que sí se puede llegar, pero la madurez del mismo pueblo tiene que llevar a eso.

 

Yo tengo esperanzas que lo voy a ver, ¿sabés por que? Cuando veo “la foto” de los candidatos de acá, cuando fue esta contienda Macri – Michetti, Filmus – Heller, Tellerman, Lozano..., cuál era la oferta, y si esa misma foto la ves de hace 15 años, eran Erman González, Adelina, Grosso, entonces decís “mirá vos, está mejor”.

 

Como si ves la foto de los mandatarios de Sudamérica, la de hace 30 años ni te la digo porque eran delincuentes, torturadores..., eran gobiernos de ocupación, pero agarrás la de hace 15 años y agarrá la de ahora, que lo tenés a Lula, a Kirchner, a Evo, a Correa de Ecuador, a Chávez, a Vázquez, a Bachellet..., y es una foto..., no te digo para ponerla en la mesa de luz, pero por lo menos para no prenderle fuego.

Si agarrás la de hace 15, cuando en Bolivia había un presidente que hablaba mal el español, pero no por quicha, sino porque había vivido en Inglaterra toda la vida, teníamos el menemismo de acá, estaba Pinochet, estaban las derechas neoliberales de Brasil, en Venezuela, Colombia, chorros, corruptos..., bueno!

Quiere decir, o uno quiere soñar, que la de dentro de 20 años va a ser todavía mucho mejor!

 

L. O.: ¿Y te parece que vienen generaciones más “limpias” que nosotros?

 

Ignacio: Sí, pero tienen que estudiar. Uno tiene que pensar, ¿viste las películas de EEUU? Decís, mientras los pibes acá están haciendo rock de garage los pibes allá están estudiando. Hay una gran cantidad de gente fuera del sistema allá también, un montón de boludeo allá también, pero las condiciones académicas, físicas, y todo eso, del que sí quiere estudiar allá son muy superiores que las de acá. Por eso nos ganan. Por eso nos dominan después.

 

Entonces hay que ver eso como la verdadera herramienta, trazar un plan de mediano y de largo plazo.

Si a la comunidad nuestra, verdaderamente, la va a representar –con mis mejores deseos de suerte para Scioli, para los artistas, para los deportistas que estén en la política- en serio mis mejores deseos, pero si nos van a representar ellos, y en un foro internacional, del otro lado están tipos que están estudiando política y economía de verdad hace 20 años, con computadoras, con profesores que gana 20.000 dólares por mes, con todos los chiches... más vale que nos ganan!

No hay que pensar que vamos a ir con la creatividad y la picardía criolla a vencer a tipos que verdaderamente están preparados.

Esa es mi humilde opinión: hay que capacitarse.

 

L. O.: Cuando empezamos la nota me dijiste “que buena pregunta”, y para mí es todo un halago, así que lo voy a recordar acá. Ahora en serio, eso nos deja parados de alguna manera a todos los que te preguntamos cosas, entonces, para “salvarnos” la propuesta que te hago sería proponé Vos mismo la pregunta y la respuesta. Porque después de tantas preguntas puede suceder que hayas pensado durante alguna nota “por qué no me preguntará esto...”

 

Ignacio: No, soy mucho más terrenal, como mucho pienso “cómo no me tiró un centro para pasar el chivo de mi próximo recital...”, una cosa así. Pero no, la gente me tiene que preguntar lo que quiera preguntarme.

 

En realidad, el hacer las notas, a mí me gusta así, encararlas como una charla. Hay que hacerlas porque es parte de este trabajo, pero si no... yo en verdad me expreso mejor haciendo canciones.

Si me hiciera yo mismo alguna pregunta, por ahí sería para destacar alguna vanidad. Por qué no me preguntan cómo dibujo? dibujo bárbaro!

 

L. O.: Ah bueno! Vamos para ese lado!

 

Ignacio: Sí, me gusta mucho. Admiro mucho el diseño gráfico, porque ví la bisagra, ví el antes de la computadora, el laburo artesanal de los diseñadores me llamaba mucho la atención.

 

L. O.: Y lo que hacés Vos es artesanal, es PC, o una mezcla.

 

Ignacio: No, ni lo hago! Me divierto a veces haciendo algo, pero es ocasional. Ni tengo un tablero, ni nada. Dibujo cualquier cosa, me siento con mi nietito y le dibujo cosas. Todo lo que existe, que se pueda ver, se lo dibujo.

Lo hago bien, se dibujar. Iba al Colegio Industrial y era el mejor en Dibujo Técnico. Incluso en un momento, que me había empeñado y practicaba, hacía líneas rectas grandes sin regla. Ahora las hago, y empiezo a hacer paralelas, y se nota que están hechas a mano, pero cuando practicaba no se notaba.

Tengo una anécdota muy linda. Me conocían bien en el Colegio, por esas dotes del dibujo, y un amigo que iba al Colegio conmigo se llevó en 2º año Dibujo Técnico y vino a las apuradas un día para que lo ayude a hacer las láminas que le faltaban para presentar.

Entonces bueno, lo ayudé, y el profesor que era un buen tipo, le puso un 4 para aprobarlo, y una leyenda abajo que decía “Dígale a Copani que mejore el trazo”. Ja, ja, ja...!!! en realidad me lo puso porque se lo hice a las apuradas. Si lo hacía tranquilo seguro que me iba a descubrir igual, pero no me iba a poner que mejore el trazo.

 

A mí me encantaba, y sanateé buena parte de la secundaria con eso. Porque por ejemplo hay materias que nunca entendí, te juro, como si hubieran sido chino eran física y química.

Me las llevé, dí exámenes con buenas notas pero sin entender nada!

Y zafaba dentro de todo porque en los trabajos prácticos hacía unas presentaciones espectaculares! Y a los profesores, que eran más bien técnicos, les gustaba mucho esa organización. Realmente era como si hoy vos me das para presentar algo en hebreo, entonces veo cuáles son los signos, dónde se ponen, y yo te lo organizo, te va a quedar una lámina bárbara.

 

Recuerdo con mucho amor eso. Yo era muy malo en el taller, pero era digamos, artístico. Mi avión, hecho el avión en carpintería con madera balsa era el más lindo de todos, parecía el del Barón Rojo. Después nos íbamos poniendo de a 4 o 5 en una terraza, porque eran unos aviones así de grandes! Y cuando los largaban de la terraza todos salían volando bien, y el mío obviamente hizo buuuuuuuuuum! Y cayó de punta!

 

Y zafaba en el taller porque militaba en la Juventud Peronista, y tenía amigos de militancia que ya estaban en 6º año, entonces por ejemplo había talleres que odiaba como el de ajuste. Que vos ibas a las 8.00 de la mañana, terminaba a las 12.00, y estabas 4 horas limando! Nunca entendí cuál era la pedagogía de esa materia..., está bien, hay que aprender a limar! Pero por qué no se combinaba en esa misma mañana que hicieras un par de horas de electricidad, que era más lindo, o carpintería... no! eran dos meses limando! Y más bien que las piezas mías quedaban como el culo! Redondas! Y venían mis amigos y metían la pieza en una máquina, y la dejaban tan bien que yo tenía que darle una limada para desemparejarla un poco, para que tuviera alguna lomita.

 

Odiaba el taller. Ahora, por un lado me dí cuenta que no era mi vocación, pero por otro lado lo apliqué toda la vida. De mis hermanos, y entre mis amigos, el que sabe hacer algunas cosas soy yo. Cuando compré esta casa estaba sin terminar, y había 88 bocas para embutir luces, estaban los 88 agujeros. Y dije, “si llamo un electricista...” viste que te cobran por artefacto, no! lo hice yo.

Esto fue hace 12 años, y todavía cuando viene alguien a arreglar algo y abre, se encuentra con un buen mazacote de cinta aisladora! Y te digo, si hago algún arreglo de electricidad corto la luz de todo el barrio, más o menos, me da mucho miedo. Pero las cosas que hice yo están bien hechas.

Incluso con cosas de plomería, a mí me encanta la plomería. Creo que lo único que diferencia un plomero de cualquier otro ser humano, es que el plomero se anima a agarrar un cortafierro y romper los azulejos. Vos eso no lo hacés eso en tu casa ni loco! Entonces lo llamás a él, viene y pum! lo rompe sin ningún problema. Pero después es como “mis ladrillos” la plomería, es encastrar las cosas, es lindo y no le tengo miedo a esas cosas.

 

Así que bueno, todo esto era para contestarte cuáles eran las cosas que nadie me ha preguntado.

 

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Demás está decir lo que disfruté este momento. Pueden considerarlo una cholulada, pero antes de irme le pregunté si alguien nos podía sacar una foto. No había nadie más, pero me dice “yo tengo el brazo más largo, prestame...” apunta, y dispara. El flash estuvo bueno, pero las pilas estaban agotadas, así que la foto no quedó registrada.

Seguramente nos cruzaremos y nos sacaremos otra, con las pilas en condiciones, pero sobre ese momento me queda nada más Y NADA MENOS que este recuerdo que comparto con ustedes.

 

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