Ahí viene el invasor en su
armadura,
a prueba de calores y de
heladas,
lleva más cargadores su
cintura
que todo el batallón que lo esperaba.
Ay, si la arena fuera
levadura
y sólo con el viento se
elevara,
para ocultarme detrás de su
espesura
y salvarme de sus garras.
Ahí viene el invasor con su
estandarte
como garante en nuestra
demaocracia.
Dispara contra ti para
cuidarte,
me escupe y quiere que le de
las gracias.
Ay, si en el mundo hubiera
alguna parte
sin su asqueroso acento de
arrogancia
me moriría hija mía por
llevarte,
no importa la distancia.
Ahí viene el invasor y sus
aliados,
son cuatro perros que bajo
su falda
creen tener poder como su
amo,
pero tan sólo comen sus
migajas.
Ay, si bajara el dios de los
cristianos
o Jehová o Alá o el que haga
falta,
para enviar mensajes más
humanos,
para lanzarle rayos por la
espalda.
Ahí viene el invasor por tu
cosecha,
por tu alimento, tu agua y
tu energía,
avanza siempre sobre la
derecha
aunque haga fintas de ir por
otra vía.
Ay, si pudiera mi almita
deshecha
en su último suspiro ver el
día
en que los parta una flecha
y haga lenta su agonía.
Ahí viene el invasor, el
insaciable,
viene por más, su sed no se
termina,
por el oriente viene a fuego
y sangre,
con corrupción a América
latina.
Ay, si la fuerza del cielo y
los mares
o si es que existen las
fuerzas divinas
pudieran darle a esos cerdos
criminales
lo que merecen cuando nos
lastiman.